Tepoztlán

un mapeo de su situación actual

Esta geohistoria contiene un conjunto de representaciones visuales y espaciales que muestran cómo interactúa la historia, territorio, biodiversidad y pueblos con las dinámicas de las grandes ciudades, los flujos económicos y el turismo. En su conjunto nos permiten comprender mejor la realidad actual de Tepoztlán.

Esta iniciativa, producto de la investigación y de un taller colectivo, busca compartir saberes y preocupaciones, encender alertas, explicar los problemas y sus procesos y, lo más importante, promover las acciones colectivas necesarias para enfrentar los problemas y proponer soluciones eficaces a largo plazo para el bien de los pueblos y la gente que habita Tepoztlán.

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Tepoztlán, Morelos


Tepoztlán es un municipio ubicado en la parte norte del estado de Morelos, en colindancia con el sur de la Ciudad de México.


Tepoztlán tiene una larga historia y profundas tradiciones (los primeros asentamientos en la región datan de más de 1500 años a.C).

Su territorio está delimitado por la cadena montañosa el Tepozteco (decretado Parque Nacional en 1937). Es parte del Corredor Biológico Chichinautzin, que además del Parque Nacional del Tepozteco comprende al Parque Nacional Lagunas de Zempoala y alberga una gran diversidad de anfibios, reptiles, insectos, arañas, aves, peces, hongos y flora silvestre.

El municipio conjuntó históricamente a los pueblos de Santa Catarina Zacatepec, San Andrés Tenextitla, San Juan Tlacotenco, Tepoztlán, San Salvador Ixcatepec, Santiago Tepetlapa, Santo Domingo Ocotitlán y Amatlán de Quetzalcóatl.

Con el crecimiento urbano antiguos parajes han dado nacimiento a 27 colonias.

La historia de los pueblos está marcada por fiestas, promesas, prácticas comunes, relaciones de parentesco, conflictos antiguos.

Ante los momentos más críticos ha destacado la fuerte unión de sus pueblos y barrios.

Los pueblos de Tepoztlán son originalmente de vocación agrícola. Su territorio se fue organizando con concentraciones urbanas en las cabeceras, donde vive la gente, grandes extensiones de tierra en los valles y lugares más fértiles para sembrar, y los cerros resguardan al pueblo. Los cerros tienen manantiales, pozas de agua, cascadas y bosques que han permitido a la gente del pueblo abastecerse de leña, hongos, frutos silvestres, plantas medicinales, entre otros bienes.

Toda la tierra en Tepoztlán es de propiedad social. Mayoritariamente son tierras comunales y una pequeña zona es ejidal.

Tepoztlán se localiza en el cruce de dos grandes corredores económicos: el que conecta a la Ciudad de México con el puerto de Acapulco y el que conecta el puerto de Veracruz con el golfo de México, pasando por Puebla. Además se encuentra dentro de la Corona Regional del Centro de México (Ciudad de México, Tlaxcala, Hidalgo, Morelos, Puebla y el Estado de México) con una población en su conjunto de casi 35 millones de personas (27.77%), lo que la convierte en la zona con mayor población concentrada de toda América Latina.

Los asedios


En esta sección presentamos los impactos, afectaciones y amenazas que está sufriendo Tepoztlán desde el exterior del municipio.

Le llamamos asedios y están relacionados con una contradicción base: un municipio rural con vida campesina y fuertes lazos comunitarios inserto en una de las zonas de mayor flujo económico del país y de mayor crecimiento de vida urbana.

Los dividimos por las zonas: Noroeste, Norte, Noreste, Oeste y suroeste, Sur, Sureste.

NOROESTE

La autopista La Pera-Cuautla es la principal articuladora de los flujos económicos y del crecimiento urbano en la región. Su ampliación, impulsada desde hace 12 años, no respondió a las necesidades de tránsito de la población local de Tepoztlán, Yautepec y Cuautla, sino a crear y expandir el tránsito de carga hacia el corredor industrial Ciudad de México-Puebla, y para el proyecto de expansión económica llamado Proyecto Integral Morelos –también sin concluir–. Dicho megaproyecto busca ofertar a esta región como un núcleo de industria, vivienda y turismo que aproveche la conexión de los corredores intermodales México-Acapulco con el Veracruz-Acapulco.

La ampliación de la autopista estuvo marcada por irregularidades y poca transparencia en la concesión de la obra, que pasó por tres empresas distintas y el rechazo de la población tepozteca. Hasta ahora la autopista ha representado un impacto fuerte a la fauna local, implicó la tala de cientos de árboles, la destrucción de sitios sagrados antiguos (y su reconstrucción sin los cuidados necesarios), el aumento del ruido y la proliferación de accidentes.

La gran promesa que era la reducción del tiempo de traslados no se ha cumplido sustancialmente. Al contrario, la obra ha generado problemas de tránsito y accidentes. En diez años la tarifa ha aumentado en un 50% y la obra aún no concluye.

Los objetivos de esta obra fueron: 1. facilitar y aumentar el tráfico de carga de los corredores económicos. 2. incrementar la afluencia de turistas a los pueblos mágicos (Tepoztlán y Tlayacapan) y al puerto de Acapulco 3. fomentar el negocio inmobiliario, ofreciendo convertir las tierras de cultivo que están en las proximidades de la pista en fraccionamientos, hoteles y casas de fin de semana; así mismo, con el negocio de las plataformas digitales, la autopista se presenta como una ventaja más para los acaparadores de tierras que están haciendo grandes negocios, principalmente a través de Airbnb.

NORTE

En los límites con Huitzilac (Morelos), Tlalpan y Milpa Alta (Ciudad de México) prolifera la deforestación por tala clandestina para la industria maderera. A su vez, se expande la sustitución del bosque por la extensión de la actividad agrícola, principalmente de avena para forraje. Actualmente la comunidad de San Miguel Topilejo, ubicada en los límites entre la Ciudad de México y Morelos, sostiene una importante lucha contra los talamontes y por la preservación de su bosque.

Topilejo denunciado la colusión de autoridades municipales, estatales y federales con el crimen organizado en la deforestación de la zona. El principal daño para Tepoztlán es que la tala afecta a la infiltración de agua al subsuelo, impactando en la baja de los niveles de agua que alimentan a los acuíferos de Cuernavaca y Cuautla-Yautepec.

El mapa muestra sólo los puntos de deforestación dentro de la CDMX, ya que no existen datos con la misma precisión para Morelos.

NORESTE

En los límites entre Milpa Alta y Tlalnepantla (Morelos), la tala clandestina se combina con la sustitución del bosque por la siembra a gran escala de nopal y aguacate, cultivos en los que se emplean abundantes agroquímicos con altos niveles de toxicidad y requieren abundante agua para el riego. Un gran negocio para los grandes productores de esos lugares que afecta, además de bajar los niveles de agua para Tepoztlán, con el escurrimiento de los agroquímicos hacia las barrancas de Amatlán. A la fecha se desconocen los impactos en la salud de la población.

Los pueblos directamente afectados son los de Ocotitlán y Amatlán. Tlalnepantla está talando el bosque de Ocotitlán, y los químicos de la agricultura envenenan a Amatlán.

Además, Ocotitlán enfrenta la proliferación desmedida de un escarabajo descortezador. Ante esa situación, la única solución para el gobierno es talar los árboles enfermos (cuestión que puede ayudar a que se expanda la agricultura en sustitución del bosque nativo). A contracorriente de esa iniciativa gubernamental, los pobladores avanzan, sin apoyo de las autoridades, impulsando formas alternativas de cuidado y preservación del bosque y su diversidad.

OESTE Y SUROESTE

En las fronteras con Cuernavaca los asentamientos urbanos crecen sin control. Son tierras comunales de Tepoztlán que se han convertido en colonias habitadas principalmente por familias pobres de Cuernavaca que aspiran a construir sus casas para ya no pagar renta. También personas acaudaladas y especuladores están comprando tierras para luego vender lotes y edificar fraccionamientos y negocios (sobre la carretera) cuando haya crecido más la urbanización.

De la mano de la venta de la tierra, el negocio de la extracción de piedra volcánica para construcción ha crecido sin control. Para abrir camino en la extracción de la piedra la gente incendia el campo, muchas veces el fuego se sale de control y aumenta el daño en la zona. La abundancia de rocas basálticas en la región (piedra volcánica) es parte de lo que permite que esta región, denominada El Texcal, sea una de las que más agua acumula para el valle de Cuernavaca.

Los incendios y la extracción de piedra están dañando la biodiversidad y haciendo que la capacidad de captación de agua de la zona (que requiere de las plantas y las piedras) se haya reducido enormemente, a lo que hay que sumar el negocio de la venta de agua en pipas que extraen agua de los pozos de Santa Catarina para abastecer a Tepoztlán, cuando los pozos de la cabecera ya no dan abasto.

En esta zona, que carece de vigilancia, cuya vida comunitaria es escasa, fueron encontrados 27 cadáveres (muchos con señales de tortura) entre 2018 y 2023.

SUR

En el sur de Tepoztlán se encuentra la reserva ecológica El Texcal que comparte con Jiutepec y Yautepec. Desde hace varios años ha proliferado la invasión e instalación de asentamientos urbanos que han deforestado y destruido el hábitat natural. Asimismo, la extracción de agua a través de pozos profundos abiertos por las empresas asentadas en la zona de CIVAC (Coca Cola, Pepsico, Nissan y otras) resulta alarmante y a la larga traerá efectos sobre los pozos de agua de Santa Catarina. Sin embargo, dado que en lo inmediato el problema se refleja mayormente en la zona urbana Cuernavaca-Jiutepec, poco se muestran alertas en Tepoztlán al respecto.

SURESTE

Se trata de la frontera con Yautepec. Se trata de la región de mayor actividad agrícola del municipio, que está siendo acorralada por el cambio de uso de suelo de agrícola a habitacional en la expansión urbana del corredor Yautepec- Cuautla.

En esa zona se concentra, desde hace unos 20 años, un crecimiento urbano en el que predominan asentamientos irregulares de gente pobre que se instaló allí para trabajar en el ramo de la construcción. En la medida que se comienza a urbanizar y por el bajo costo de la tierra, en comparación con el centro de Tepoztlán, comienzan a instalarse grandes construcciones de personas ricas. Actualmente la gran amenaza allí es que las tierras de cultivo sean sustituidas por fraccionamientos habitacionales.

Para mucha gente es una de las zonas más inseguras del municipio, “tierra de nadie”, ni las autoridades tepoztecas ni las de Yautepec hacen algo por regular. En la zona está instalado el “relleno sanitario” del municipio (realmente es un tiradero a cielo abierto) que no cumple con los estándares de la norma ambiental, además, con el aumento en la generación de basura por la expansión urbana, se ha desbordado. A la fecha, los impactos a la salud por sus escurrimientos y emisión de gases no han sido estudiados.

Los problemas al interior de Tepoztlán


Al interior se han incrementado agudamente las problemáticas ligadas al lugar y rol que tiene Tepoztlán para los intereses económicos y políticos en la región. Sus dos autoridades principales, las municipales y comunales, son las principales impulsoras de los proyectos de “modernización” mediante la urbanización, el turismo y las redes de comunicación. Sus acciones y omisiones son determinantes de los problemas internos que tiene el municipio, pues ellos están atravesados por la tenencia de la tierra, así como por las decisiones políticas que impactan a la vida y organización de todos los habitantes del municipio.

Defensa el territorio: logros y contradicciones

Históricamente Tepoztlán ha tenido un camino propio, contrario a los proyectos e iniciativas que constantemente prometían “modernizar” al municipio. En la memoria se recuerda con orgullo el triunfo de la lucha que impidió la construcción de un tren escénico y un teleférico en la sierra del Tepozteco.

A raíz de la contrarreforma agraria, realizada en 1992 por el gobierno de Salinas de Gortari, que apostó a eliminar la propiedad social (ejidal y comunal) para vender las tierras comunes de todo el país. La mayoría de los comuneros de Tepoztlán se opusieron a ella y se negaron a inscribirse en el Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares Urbanos (Procede).

Luego de la contrarreforma agraria vino el primer intento por mercantilizar las tierras comunales de Tepoztlán con la instalación del Club de Golf de la empresa K.S. Con una inversión de casi 500 millones de dólares la obra incluía una casa club, un campo de 18 hoyos, un hotel, un parque industrial corporativo, condominios residenciales, y 18 canchas de tenis.


Desde entonces se manifestó una doble problemática: una división del padrón de comuneros entre una minoría que está dispuesta a vender las tierras, sacando provecho para sí mismos, y otra mayoría que está en contra de vender; también una división entre las autoridades municipales dispuestas a enriquecerse con el dinero que le ofrecen las grandes empresas y una población contraria a la autoridad municipal, pero con dificultades para sostener una oposición unificada a largo plazo.

El alzamiento zapatista en Chiapas, las luchas indígenas ante los 500 años de la invasión europea, la lucha cívica contra el gobierno del gral. Carillo Olea, alimentaron un alzamiento comunitario que derrocó a las autoridades, se atrincheró en el pueblo e impidió la construcción del Club de Golf. De 1995 a 1997 fueron los años de más intensa lucha. Los barrios y pueblos, con base en sus mayordomías y comisiones organizaron la vida del municipio de manera autónoma y nombraron una autoridad municipal “libre, constitucional y popular” de 1997 a 2000.


Se logró la cancelación del proyecto. La lucha también contribuyó a la salida del gobernador (es el único gobernador que en tiempos recientes ha dejado su cargo ante señalamientos por vínculos criminales, a los últimos cuatro gobernantes también se les han probado nexos, mas no han salido del gobierno). Poco a poco Tepoztlán fue retomando su vida cotidiana. El triunfo impactó favorablemente en la dignidad de las personas. La vida en asamblea permanente se fue diluyendo.

Desde entonces se manifestó una doble problemática: una división del padrón de comuneros entre una minoría que está dispuesta a vender las tierras y una mayoría que está en contra de vender; y una división entre las autoridades municipales propicias a enriquecerse con el dinero que les ofrecen los inversionistas inmobiliarios y una población contraria a la autoridad municipal, pero con dificultades para sostener una oposición unificada a largo plazo.

Tepoztlán Pueblo Mágico:

y el turismo como instrumento de la especulación


La declaración de Tepoztlán como “Pueblo Mágico”, en 2003, implicó una inyección de recursos destinada a remozar para las principales calles de la cabecera, pero también propició una representación falseada del patrimonio arquitectónico y de las tradiciones culturales tepoztecas, muy propicia para atraer el turismo y fue la puerta de entrada a una inédita venta de tierras.

Desde entonces, la oferta comercial destinada a los turistas, que hasta entonces consistía en menos de 30 puestos (que se ponían el día de tianguis y los fines de semana), unas 20 tiendas de artesanías y una docena de hoteles, comenzó a crecer aceleradamente y sin control. El mapa muestra los sitios de interés turístico.

Con el paso de los años, buscando sacar provecho del turismo, los tepoztecos convirtieron sus casas en locales comerciales y sus patios en estacionamientos. Para poder invertir y ser parte de la economía turística la gente vendió terrenos y las calles principales se fueron deshabitando para dar paso negocios turísticos.

El incremento exponencial de visitantes durante los fines de semana y las temporadas vacacionales ha implicado la proliferación de hospedajes (hoteles, posadas y casas de huéspedes), que en la actualidad son más de 230, con 2 mil cuartos, aproximadamente.

Los hoteles de lujo (existen al menos 7 hoteles de cinco estrellas) implican la privatización y enajenación de grandes extensiones de territorio comunal, así como la sobreexplotación de agua para las albercas y el riego de los jardines.

En el otro extremo, la oferta de habitaciones y casas a través de la plataforma Airbnb ha implicado, por un lado, que dichos inmuebles sean retirados del mercado convencional de las rentas de larga duración, contribuyendo al aumento de precios de las rentas en general.

En una simple búsqueda en las plataformas se ofertan casi 900 alojamientos, con precios que oscilan desde los 300 a los 12 mil pesos por cama por noche.

En Tepoztlán, como en otros municipios morelenses reconocidos por su agradable clima y bellos paisajes, el mercado inmobiliario-turístico se ha especializado en la oferta de grandes mansiones con jardines y alberca en renta para fines de semana y vacaciones.

Asimismo, está muy arraigado el llamado “turismo residencial” o de “segunda residencia”, esto es, grandes casas cuyos dueños habitan sólo en temporadas vacacionales. Vacías por mucha parte del año, estas casas son el emblema del despojo, pues la tierra comunal se privatiza para no ser utilizada, esto es, el uso del suelo que no es para la vivienda sino destinado a la economía del ocio y del lujo.

La privatización de las tierras comunales:

Un ordenamiento que amenaza el agua y el territorio


La urbanización derivada del turismo de segunda residencia fue la que impulsó, en un principio, la privatización irregular de las tierras comunales y el cambio de uso de suelo, de agrícola/tradicional a habitacional/comercial.

Este proceso tuvo inicio sobre las parcelas de cultivo ubicadas en el Valle de Atongo, lugar privilegiado por su planicie y por la gran abundancia de agua que se concentra de los escurrimientos de la cadena montañosa. De hecho, en el Valle se ubican la mayoría de las residencias utilizadas para turismo de fin de semana y grandes hoteles, lleno de jardines privados cultivados con pastos que demandan mucha agua para estar siempre verdes, pozos privados para hoteles y residencias, muros altos que cierran los antiguos caminos e impiden el acceso a los cerros, tráfico desmesurado en pequeños caminos, antes peatonales o para ganado.

Los pastos de los grandes hoteles, residencias y salones de fiestas cubren alrededor de 150 mil metros cuadrados. En época de secas, para mantenerles verdes se requiere depositar diariamente entre 6 y 8 litros de agua por metro cuadrado, lo que significa cerca de 30 millones de litros de agua al mes, durante al menos ocho meses de secas. Eso equivale a lo que gastan en promedio 920 familias de cuatro personas en un año.

¡La superficie de pastos siempre verdes actualmente existentes equivale a poco más del tamaño de un Club de Golf de 18 hoyos!

En el mapa se puede apreciar el cambio de uso de suelo en el periodo 2005-2022 en la zona del Valle de Atongo. Se evidencia que en 17 años se han perdido alrededor de 34 hectáreas de tierras de cultivo. Además del impacto a la actividad agrícola, tal extensión del territorio comunal ya no es controlada por los comuneros registrados en el padrón, sino que ha sido cedida a personas externas a través del mecanismo de la cesión de derechos, que convierte de facto a las parcelas en propiedad privada.

La irregularidad en la venta de terrenos no se limita al ámbito comunal, puesto que la mayor parte del territorio de los Bienes Comunales y del municipio de Tepoztlán está comprendida en el polígono del Parque Nacional del Tepozteco, resguardado por la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (CONANP). Afuera de los polígonos reconocidos en el Plan de manejo del Parque como Asentamientos Humanos, el uso de suelo establecido es forestal, y no se permite el cambio a uso de suelo agrícola o habitacional. Excepcionalmente, esto puede suceder tras la autorización especialmente otorgada por la Secretaría de los Recursos Naturales y Medio Ambiente. Casi ninguna de las viviendas, fraccionamientos o nuevas edificaciones que han surgido en el Parque ha presentado un Estudio de Impacto Ambiental ni cuenta con dicha autorización.

Ese modo de privatizar la tierra para el turismo y las casas de fin de semana se fue extendiendo del Valle de Atongo a todo el municipio.

Los bajos precios con que se pagan los productos a los campesinos, la eliminación de los precios de garantía del Estado y la desaparición de la CONASUPO (también hechas por Salinas de Gortari), fueron haciendo cada vez menos rentable para los tepoztecos seguir cultivando la tierra.

Además, los cambios culturales que trajo el turismo y las políticas de urbanización de las distintas administraciones municipales dispararon el crecimiento urbano.

La entrada de programas para trabajo como jornaleros temporales en Estados Unidos y Canadá hicieron que muchos hombres se fueran por largas temporadas y con sus ingresos, en lugar de seguir en el campo, optaron por construir casas para sus familias, primero, y luego hoteles o casas para rentar.

La “modernización” avanzó de la mano del turismo y el abandono del campo. Las nuevas generaciones comenzaron a soñar con un modo de vida diferente al que les ofrecía el pueblo. Vender tierras para sostener los estudios de los hijos se convirtió en una práctica recurrente, cuando no simplemente para adquirir un auto nuevo o adquirir cualquier otra mercancía novedosa.

Así, cuando el nuevo proyecto de la autopista apareció en el pueblo, la comunidad estaba dividida entre quienes comprendían que la autopista agudizaría los problemas que ya se estaban viviendo, quienes ansiaban una mayor afluencia turística, y quienes veían la destrucción como “un mal necesario” que no podían frenar.

A pesar de tener a las autoridades comunales y municipales en contra, los Frentes Unidos en Defensa de Tepoztlán dieron una importante lucha que duró más de diez años, aunque al final el proyecto se impuso.

Gracias a las nuevas dinámicas del “Pueblo Mágico” y la ampliación de la autopista, el crecimiento urbano de Tepoztlán se disparó con dos migraciones derivadas del sismo de 2017 y la pandemia por Covid-19. En 2015 la población de Tepoztlán era de 46,946 habitantes. Para el 2020 la cifra ascendió a 54,987 (casi 10 mil personas más en cinco años). Vale señalar que el Consejo Estatal de Población había proyectado que entre 2015 y 2030 la población de Tepoztlán llegaría a 55,841 ¡Esa cifra casi se alcanzó en tan sólo cinco años!

Con el valle de Atongo ya saturado de negocios y casas, las grandes residencias están proliferando sobre los terrenos de Ixcatepec, Ocotitlán, Amatlán y Tepetlapa y en menor medida en Santa Catarina y San Andrés. En esas zonas, residencias de funcionarios públicos, políticos, empresarios y artistas están destruyendo las áreas protegidas, alterando el paisaje visual, cerrando brechas vecinales y abriendo calles para el paso de sus vehículos lujosos.

La urbanización ya alcanzó casi todas las áreas definidas como urbanizables en el el Programa Municipal de Desarrollo Urbano expedido en 2004, y crece sobre las no urbanizables.

Al aumentar la demanda, aumenta la oferta de terrenos y casas. El precio de la tierra va aumentando y el costo de la vida diaria también. La población local se ve obligada a vender su tierra y es desplazada de sus zonas tradicionales de vida a las zonas periféricas mientras las antiguas zonas vecinales empiezan a ser reconstruidas con servicios y tiendas con altos costos (proceso conocido como gentrificación).

El concreto se expande sobre los cerros: crecen proyectos inmobiliarios en áreas naturales protegidas. Los responsables son tanto externos como internos: autoridades corruptas que no aplican la ley, comuneros que venden de manera irregular su territorio, especuladores que compran barato para construir y vender caro, personas ricas que construyen enormes residencias privadas, y tepoztecos que edifican hoteles y casas para rentar violando todos los reglamentos, apelando a su derecho como originarios y fomentando la corrupción a través de compadrazgos y amiguismos.

A todo lo anterior hay que sumar los incendios forestales durante los últimos años. La gente de Tepoztlán recuerda el incendio de 1997 por la grave afectación a los bosques y la negación del gobierno a apoyar a los brigadistas. En esa ocasión se consumieron 70 hectáreas y murieron 3 brigadistas. Pero cada vez son más frecuentes las grandes quemas intencionales que buscan la ampliación de las áreas agrícolas o inmobiliarias. También el turismo ha provocado varios incendios.

Las cifras son evidentes: En 2013 los incendios consumieron 80 hectáreas de bosque. En 2016, 244 hectáreas. En 2021, 310 hectáreas. En, 2022 460 hectáreas y 30 hectáreas en 2023.

Impactos en la vida cotidiana:

gentrificación, inseguridad, explotación laboral

A partir de 2020, la escenografía a modo en que se habían convertido algunas cuadras del centro se extendió a todo el municipio. Crecieron las tiendas “gourmet” con productos agrícolas que vienen de miles de kilómetros de distancia a precios tan altos como los que nunca podrán tener los bienes del campo tepozteco.

Finalmente, presentamos un listado de problemas que todos estos cambios han traído. Difíciles de mapear, las presentamos tan sólo en un listado simple.

  • El tránsito vehicular se hace insoportable con la mezcla de trascabos, camiones de volteo con materiales para seguir construyendo, pipas de agua, carros locales, carros de turismo, motos de entrega. Por las noches los vecinos de los barrios del centro de Tepoztlán padecen por el ruido de los bares y salones de fiesta.
  • El robo a casa habitación, de autos y transeúntes son el pan de cada día. Al alcoholismo que era ya considerado una gran enfermedad en el municipio se añadió el consumo de otras drogas, por un lado, con la mercantilización de sustancias sagradas de los pueblos para ceremonias, y por otro el consumo de un amplio número de drogas sintéticas, entre ellas el cristal y el fentanilo tanto por turistas como por población local. En casi todos los barrios y pueblos la gente reporta detonaciones de armas de fuego, algunas de las cuales han provocado la muerte de personas. Para enfrentar la criminalidad han surgido grupos vecinales ante la falta de policías o la presunta colusión de la policía con el crimen organizado. Los niveles de impunidad son altísimos, Tepoztlán sólo cuenta con una oficina del Ministerio Público que trabaja 8 horas al día y para que una denuncia se formalice, las personas deben ratificarla en Cuernavaca. Cuando la gente detiene a los criminales, éstos son liberados por la policía a las pocas horas por no existir denuncias penales contra los detenidos.
  • Para que las casas de ricos existan, necesitan de mano de obra mal pagada que pueda servirles como albañiles, jardineros, amas de casa, personal de limpieza, niñeras y demás servicios que demanda una población con necesidades propias de una ciudad. Así, las y los tepoztecos hoy tienen que trabajar en las tierras que antes eran suyas como personal intercambiable. Al mismo tiempo, expulsados de sus territorios por la violencia o la pobreza, han llegado al municipio habitantes de Yautepec, de la Montaña Alta de Guerrero y de zonas pobres de Puebla y el Estado de México para ofrecer su mano de obra a menor precio que la local. Así, la nueva población migrante se va instalando de manera irregular en la periferia ya urbanizada, sin contar con servicios básicos, siendo marginada de la vida social y discriminada por la población local que le mira con desconfianza y resentimiento porque les compiten con su fuerza de trabajo.

¿Y las alternativas?

Existen distintas alternativas a la dinámica que está destruyendo la vida Tepoztlán. Ellas están en las formas de organización comunitaria, en las prácticas agrícolas, en los grupos de guardabosques. También en centros culturales, en las iniciativas de medicina tradicional, en las redes de solidaridad cotidianas que hace la gente. También hay esfuerzos de las ayudantías y mayordomías por el buen gobierno de los pueblos.

La mayoría de estas alternativas se conocen poco. Casi todas son pequeñas. Necesiten más manos que las sostengan y necesitan crear puentes con otras alternativas.

Necesitan unir a la gente, a los barrios, a los pueblos y a los nuevos vecinos que están dispuestos a cuidar el pueblo para el bien común.

Ninguna de estas iniciativas prosperará si se dedica a repartir culpas entre la gente simple. Tampoco si siembra divisiones entre las personas que son víctimas de estas políticas, sino centrar energías contra las causas y los principales responsables.

Se necesita una gran unidad, entre la gente local y la que ha llegado a vivir más recientemente para resolver los problemas de la vida diaria, reorganizar el territorio y traer del pasado las fuerzas para enfrentar los nuevos desafíos del presente.

Esta geohistoria intenta ser un granito de arena a estos grandes retos.

Te invitamos a que nos contactes para que mapeemos también las alternativas que existen.

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Súmate a formar un observatorio cartográfico de Tepoztlán.

La idea es armar un colectivo que le de seguimiento y actualice este mapa.

Sólo es necesario ser responsable y comprometidx con la defensa del territorio.

Casa Tecmilco te capacitará para ello. Danos tu contacto

Referencias

Para la elaboración de esta geohistoria hemos conjuntado saberes académicos y saberes populares críticos. Los saberes populares, producto de la observación crítica, los diálogos y la organización son difíciles de citar, pero ellos fueron la base fundamental que nos permitió construir este material.

También recopilamos datos de un seguimiento constante de notas periodísticas de 24 Morelos, Animal Político, APD Noticias, Central de Noticias, Desinformémonos, Diario de Morelos, El Gráfico, El Regional del Sur, El Sol de Cuernavaca, La Jornada, La Unión de Morelos, Quadratin, Sin Línea Diario, Zona Centro Noticias.

Las fuentes de las que obtuvimos la información geográfica para construir los mapas son: INEGI; CONABIO; SIAP-SAGARPA; SCT; Portal de Datos Abiertos de la CDNX; CONAFOR; CONAGUA; SEMARNAT; Seretaría de Desarrollo Sustentables de Morelos; Geocomunes; Airbnb.

En cuanto a las referencias que se pueden citar, citamos los siguientes:

Hernández Navarro, Luis, Siembra de concreto, cosecha de ira. México, Brigada para leer en libertad, 2012.

Martínez Zazueta, Iván; Sánchez Quiroz, Magdiel, “Geopolítica de los megaproyectos Morelos Puebla”, Revista Trabajadores, Universidad Obrera de México “Vicente Lombardo Toledano”. México: Núm.102 Mayo-Junio 2014, pp. 6-11

Rosas, María, Tepoztlán. Crónica de desacatos y resistencia. México: Era, 1997

Salazar, Ana María, Tepoztlán: movimiento etnopolítico y patrimonio cultural: una batalla victoriosa ante el poder global. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Antropológicas, 2014.

Torres-Mazuera, Gabriela; Appendini, Kirsten, Editoras, La regulación imposible. (I)legalidad e (i)legitimidad en los mercados de tierra en México al inicio del siglo XXI. México: Colegio de México, 2020.

Vv.Aa., DICTAMEN. Devastación Ambiental y Derechos de los Pueblos. Ciudad de México, 15-17 de noviembre de 2013. México: Tribunal Pemanente de los Pueblos, Fundación Lelio Basso.

Vv.Aa., El despojo y depredación de México. Libre comercio y desviación de poder como causas de la violencia estructural, la impunidad y la guerra sucia contra los pueblos de México. México, Tribunal Permanente de los Pueblos, Acusación General de la sociedad civil, 2012.

Fotografías de Angélica Ayala, Frente Juvenil de Tepoztlán, Elir Negri y a GranOm